Madeleine Vionnet y Los Vestidos
Torres Moda, 19 de Mayo de 2019
El cirujano Ambroise Paré (1510-1590) describió así la autopsia de una dama de la
corte:
" Por querer mostrar un cuerpo bello y delgado, apretaba sus vestimentas de tal
manera que encontré costillas flotantes superpuestas unas sobre otras,
provocando tal presión sobre su estómago que este no podía extenderse para
contener carne, y después de comer y beber se veía obligado a rechazarla y así
el cuerpo no alimentado se volvió enjuto"
Fue Madeleine Vionnet (1876-1975), a principios del siglo XX, la que revolucionó
la moda con sus nuevos e innovadores diseños, liberando el cuerpo de la mujer de
ataduras y corsets. Diseños con libertad de movimientos y realzando las curvas
naturales de la mujer, basados en el drapeado del peplo griego (presente en su logo).
"Me he aplicado a liberar, como para la mujer, el tejido de las trabas que se le
imponían. He intentado darle un equilibrio tal que el movimiento no
desplazara las líneas, sino que las magnificara"
"He intentado siempre ser el médico de la línea, y, en tanto que médico,
hubiese querido imponer a mis clientas el respeto por su cuerpo, la práctica de
ejercicio y una higiene rigurosa"
Considerada la arquitecta de los diseñadores, sus diseños de apariencia simple pero
con delicada precisión estaban inspirados en la geometría de figuras como el
triángulo, el cuadrado o el círculo.
"El vestido debe ser una segunda piel, lista para sonreír para cuando el que lo
lleva sonríe"
Ella desechó las cremalleras, los broches, las costuras y los botones pero, sus diseños
podían ponerse con facilidad por la cabeza gracias a su nueva técnica, el corte al
bies, que se basaba en cortar la tela de forma diagonal en vez de al hilo y que hasta
entonces solo se utilizaba para los cuellos, mangas y adornos, creando así hermosos
diseños drapeados en maniquíes de madera para luego hacerlos en tamaño real.
Utilizaba tejidos sutiles como el crespón de seda, la muselina, el terciopelo o el
satén.
Utilizaba colores sobrios y oscuros pero el blanco era su preferido. Una de sus obras
maestras es un vestido de noche color marfil (1935) con una única costura y una
caída perfecta.
Registró todas sus creaciones, en su lucha por los derechos de autor y en contra de
las imitaciones, cada uno de sus diseños salido de sus talleres llevaba su firma, un
número de orden especial y su huella digital e hizo álbumes de copyright, con
fotos de frente, de perfil y espalda con un número.
Creadora y empresaria vanguardista, sus trabajadoras la apodaron "La Grande
Patronne" agradecidas por las condiciones sociales que les ofrecía. Las formó, creó
una enfermería, implantó las vacaciones pagadas, propuso estancias al aire libre,
fundó una mutua, concedía permisos de maternidad, e incluso quiso que algunas
empleadas participaran en la empresa. Los talleres eran confortables, con mucha
luz natural y sillas con respaldo para poder apoyar la espalda.